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sábado, 25 de febrero de 2012

Lectura Nº4: El Reflejo de Nuestro Comportamiento


Bienvenidos compañeros lectores, internautas, seguidores y participantes. En esta ocasión trataremos un tema que aborda las cuestiones actitudinales, es decir, que guardan relación con la actitud: Posición que mantenemos, consciente o inconscientemente, ante los hechos que suceden en nuestra vida diaria y como actuamos ante su ocurrencia.

Nuestro comportamiento está condicionado, en cierta forma, por nuestros valores, forma de pensar, experiencias, instintos y raciocinio. Es una condición neurológica y sicológica compleja que nos lleva a ser como somos. Como respuesta, el mundo que está a nuestro alrededor reacciona a dicho comportamiento, convirtiéndose muchas veces en un reflejo del mismo. ¿Qué quiere decir todo esto? Es una introspección que debemos hacer sobre cómo estamos conduciendo nuestra vida, cómo tratamos a nuestros semejantes y cómo esperamos ser tratados.

Desde muy pequeños, en el hogar, a la mayoría nos enseñan los buenos modales; base fundamental del buen trato, respeto y consideración hacia los demás. Posteriormente, esto es afianzado por la educación formal e igualmente por la experiencia propia, cuando nos desenvolvemos en sociedad: Dar los buenos días, despedirse, dar las gracias, decir por favor, son los primeros indicios de que estamos dispuestos a brindar un trato cordial a nuestros semejantes, y que esperamos una respuesta similar. Sin embargo, esto va más allá. En ocasiones debemos enfrentarnos a situaciones agresivas, hostiles o estresantes, donde nuestra actitud es puesta a prueba. Es realmente en esos momentos donde debemos hacer gala del poder que tenemos como individuos para transformar nuestro alrededor, y definitivamente, de ser personas de bien.

Cuando recibimos una mala atención, o sentimos que nuestros derechos están siendo atropellados, hay básicamente 2 vías para reaccionar: La impulsiva y la inteligente. La primera de ellas es la que generalmente nos lleva a reaccionar agresiva y violentamente, es decir, a responder gritos con más gritos, maltratos con insultos y en ocasiones, hasta llegar incluso a las agresiones físicas. La segunda es producto de un proceso de aprendizaje que debes llevar, para razonar lo que está pasando y responder con superioridad a quien te agrede. Tal vez no te suene bien, pero efectivamente, en el momento que actúas inteligentemente ante alguien que actúa violentamente, eres superior. 

Puedo contarles una experiencia personal: Una vez iba manejando con un amigo, buscando un banco. Era una calle angosta y sólo pasaba un automóvil. Como no sabía exactamente donde estaba, iba lento (aproximadamente a 30 km/h). Cuando ya estaba cerca del banco, me fije que una camioneta de la policía iba detrás de mí, más no pitó ni hizo ningún tipo de señal. Luego de unos segundos, al ubicar el banco, me estacioné hacia un lado y cuál es mi sorpresa que cuando estoy apagando el carro la camioneta de policía se detuvo a mi lado y los funcionarios me gritaron (literalmente y disculpando las palabrotas): “verga pana, ¿qué haces, tienes que ir tan lento para estacionarte?”. Conociendo las leyes de tránsito, fácilmente pude haberles dicho que la velocidad permitida en zona urbana es de 20 a 40 km/h, pero eso empeoraría las cosas (aun teniendo la razón), así que opte por sonreír y decirle “disculpe señor, estaba buscando una dirección y no la encontraba”. En ese momento, los funcionarios cambiaron su actitud y me dijeron: “Ah bueno amigo, no se preocupe, disculpe”. Como pueden ver, la inteligencia venció a la agresividad.

Sin embargo, es importante acotar que no siempre es así. Uno de nuestros lectores, apodado así mismo como permon nos lo indica en uno de sus comentarios de la primera lectura del blog. Pero aun ante actitudes negativas, mantenerte con un comportamiento íntegro te resguardará, en todos los sentidos. Lamentablemente, la impulsividad es más rápida que la razón; por eso es importante que desarrolles tu inteligencia emocional. 

En este orden de ideas y desde el punto de vista organizacional, a continuación te enumero algunas guías que puedes implementar en tu empresa para alcanzar dicho desarrollo:
  1. Educa con el ejemplo. Siembra los valores organizacionales: El respeto, la cordialidad, la amabilidad. Corrige al empleado que tiene actitudes groseras, pues contravienen el espíritu del trabajo y el de tu empresa.
  2. Practica la empatía. Trata de “ponerte en los zapatos del otro”, de imaginarte lo que sienten los empleados ante una situación y porqué actúan de una forma u otra. Conociendo esto, entonces ejecuta las acciones que tiendan a satisfacer, tanto las necesidades de la empresa como la de ellos. Ten en cuenta que empleados satisfechos generan mayor productividad, y eso se traduce en una mayor rentabilidad.
  3. Se tolerante, pero no indiferente. Como supervisor, difícilmente podrás tener la simpatía de todos, pero más allá de eso, se trata de ganarse su respeto, de hacer funcionar las cosas y de ser un verdadero líder: Hacer que las personas hagan las cosas porque quieren, y no porque se vean obligados.
Pon en práctica estos principios y compártelos con tus compañeros de trabajo. El aprendizaje es un proceso, y como tal, debes llevarlo a cabo paulatinamente y con perseverancia para que dé sus frutos. La reflexión es sencilla: Haz bien y no mires a quien.
Gerencia Esencial

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